YO Y SAN VALENTÍN II

"Feliz San Marketing"

380.000.000 resultados en Google cuando lo buscas. Infinidad de Trending Topics (asuntos más tratados en Twitter) que aluden a su presencia. Listas repletas en Spotify que -dicen- hablar sobre él. Perdón, hice la descripción antes que la presentación. Les presento el invento que nunca se inventó; la sensación que nunca se pudo, ni se podrá explicar; el motivo por el que hacer locuras sin que nadie entienda, el amor.Tan solo son cuatro letras, pero qué cuatro letras. Una "A" de arpas, que es la insonora melodía cuando aparece. Una "M" de mariposas, las cuales revolotean por tu frigorífico humano. Una "O" de odio, que sientes cada vez que no estás en su compañía. Y una "R" de ridículo, que es lo que un servidor ha hecho escribiendo estas palabras. Nadie duda de la hermosura, preciosidad encanto y demás adjetivos pomposos que acarrea el amor. Sin embargo, poner punto y final aquí sería como presentar un arma y no decir que puede matar. Es decir, un trabajo no te gusta de verdad hasta que no soportas una bronca de tu jefe, acudes a una reunión el día de tu cumpleaños, o continuas trabajando tras finalizar tu horario lectivo. Pues con el amor resulta prácticamente lo mismo. Obviamente no existe un "horario amorivo" ni nada por el estilo. Aunque sí bien es cierto que sucesos como aguantar más de un minuto frente a su persona cuando su rostro es todo un rebaño de pestañas y legañas; "perder el apetito" para que la comida termine en su paladar y no en el tuyo;  ir a un ballet cuando lo único que conoces de él es algo llamado Cascanueces, y realmente no comprendes la relación que puede guardar un cascanueces con un ballet; o acudir a un partido de fútbol sabiendo únicamente que Cristiano Ronaldo publicita unos calzoncillos cuanto menos excitante. El anuncio, claro. Todo esto y mucho más hacen de este un amor verdadero. Sinceramente el principal motivo de esta entrada era criticar el Día de San Valentín, en el que el amor debe ser elevado a la máxima potencia mientras el resto de días puede estar perfectamente dividido entre cero. Aunque -al parecer- el Corte Inglés y sus demás "compis capitalistas" han conseguido que hoy, 14 de febrero, vuelva a escribir sobre amor. Tras no hacerlo desde que tuviera menos pelo, pero la misma experiencia. Escribiendo, claro.

"Amar, que no matar"

Me enorgullezco de ser gaditano, andaluz y español. Pero, en ocasiones, dudo de mi orgullo cuando cuestionan mi hombría. Y no es porque no esté seguro de ella, sino por las atrocidades que llegan a acometer los miembros de mi mismo género por la hermosura antes tratada, el amor. Me considero una persona tolerante, pero en esta materia no soy capaz de ello. El amor -si así se le puede llamar a los que ellos dicen sentir- no puede ser sinónimo de violencia psicológica, económica, sexual ni física. Ningún hombre debe poder quitarle la vida a quien se la dio, una mujer. Sin embargo, el hombre solo aprieta el gatillo de esa arma llamada machismo. Pero la sociedad nos encargamos de que sigan existiendo. Armas que se esconden tras películas de "amor" en las que una débil hembra andará en busca de su media naranja, de su príncipe azul, quien justo en la última escena del largometraje plantará sus "carnosos labios" sobre los "dulces" de la dama. Tras pasillos rosas de El Corte Inglés. Tras "canciones" de reggaeton en las que la mujer es un mero juguete. Tras la masiva contratación de periodistas hembras que atraen al espectador masculino por su físico que, según la sociedad, es "perfecto". Tras anuncios de colonia que publicitan el machismo, la superficialidad. Es decir, todo menos la colonia. Tras insultos que son pronunciados comúnmente   Todo ello, y demás defectos no son más que ladrillos de este palacio llamado machismo en el que -sin apenas darnos cuenta- continuamos desde el momento en el que nos trajo aquí ella, una mujer.

"A veces, pequeñas diferencias marcan grandes errores humanos"

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SOBRE EL AUTOR

Este mundo de hoy va demasiado deprisa: quieren conocerme cuando no lo he hecho ni yo todavía.

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