YO Y LAS IDAS&VENIDAS

No son tan ricos como los empresarios y los banqueros. No tendrán tanto conocimiento de inglés como un doctorado en la universidad de Oxford. Pero, en mi opinión, el trabajo más sacrificado, y a la vez, más gratificante, es el de piloto. No me refiero, al camionero que se encarga de transportar mercancía de un lugar para otro, el cual respeto y no menosprecio para nada. Sino al piloto, de tren, barco o avión, que se encarga del transporte de personas. Tal vez, no se haya parado a pensar la gran labor que ejerce, ya que se encarga de unir a familias, amigos y parejas que se han llevado un largo periodo sin verse. En contraposición, también se encarga de separarlas.

Bien sea por trabajo, estudios o porque simplemente nuestro tiempo aquí se ha acabado. Sea por el motivo que sea, nos vemos obligados a cambiar de rumbo. El problema llega cuando has echado raíces en este lugar, cuando debes dejar atrás a familia, amigos, o incluso pareja. Por suerte, vivir en un mundo tan sociabilizado, hace que no importe el período de tiempo que hayas permanecido allí, ya que seguro te llevarás recuerdos de aventuras, y sobre todo, personas. Desde el compañero de estudios o de trabajo hasta el vecino con el que te cruzas en el ascensor. Todos ellos, y muchos más, conseguirán hacer más llevadera la estancia en tu nuevo hogar. Puede que no entiendas su idioma, o lo más seguro, su cultura. Pero sabes que siempre habrá alguien dispuesto ayudar a esa persona que es nueva en el lugar. A pesar de ello, cuando tengas que volver a poner rumbo a otro destino, el cual puede ser, otra vez, tu lugar de origen, u otro lugar completamente nuevo para ti. No debes mantener en tus recuerdos el momento de la despedida, sino los buenos momentos vividos allí.