YO Y EL VALOR

"Me asomé al acantilado y me tiré"

Puede que leer esas palabras no te haga sentir nada. Puede que sea una oración inventada por mí mismo. Puede que sea el testimonio de alguien cuyos problemas le llevaron a esa "solución". Y es que, por desgracia, no valoramos las palabras -procedan de donde procedan- porque no nos afectan. Es decir, se podrán estar muriendo de hambre millones de personas que hasta que yo no tenga hambre no sabré lo que es tener hambre. ¿Quiénes somos para dar valor a cada una de las vidas que habitan este planeta? ¿Por qué daremos más valor a la vida de personas que geográficamente están más cerca nuestra? ¿Acaso nadie vale ni menos ni más que nadie? Disculpen la crueldad de la siguiente afirmación pero: "El mundo seguiría siendo el mismo si mañana no estuvieran en él Barack Obama o Leo Messi." No es que tenga especial resquemor hacia ninguno de ellos, ni mucho menos, pero sí bien es cierto que por figuras como las suyas y demás ídolos , ya sean políticos, artísticos o deportivos, hemos conseguido clasificar la vida de las personas. En primera división, se encuentran los personajes cuya vida tiene más valor que las de aquellos civiles que se encuentran en la ciudad que deciden bombardear. En segunda división, están los mitos caídos, aquellos que en su momento culmen llegaron a ocupar los mejores puestos de la primera división pero ahora solo sobreviven de su valor pasado, ejemplificados en figuras como Ronaldinho o los Backstreet Boys. Por último, y menos importante, estamos el resto de insignificantes. Aquellos que podremos padecer problemas de un calibre mayor que los valorables de primera división. Pero, en cambio, nadie les dará importancia ya que a quién le importa una persona de tercera regional. Años de lucha han permitido que podamos quejarnos. Manifestar la escasa preocupación por nuestros problemas. Aunque lo único que conseguiremos de "los primera división" será una afirmación del estilo de: "El perito de tus problemas es uno mismo." Y es que un primera división como Messi se concernirá por tener que realizar un vuelo de 13 a Tokyo. Mientras que, aunque a nadie le importe, aquel de tercera regional se concernirá por no saber de dónde sacar el dinero para dar de comer a sus hijos mañana, pasado y así, sucesivamente.

"No valorando el dinero, valorarás la vida"

Por suerte para una minoría y por desgracia para una mayoría, nos han enseñado a valorar la vida en función del número de ceros que tenga en su cuenta corriente. Puede llegar a resultar injusto y cualquier otro adjetivo precedido por el prefijo "in-", pero es lo cierto en pleno siglo XXI. Se valora más la figura del artista o deportista que la del voluntario que infravalora su vida para sobrevalorar la de aquellos tambalean en la cuerda de la vida. Esto es solo beneficioso para ellos y perjudicial para nosotros. Beneficioso para ellos, los que comercian con la figura del ídolo en forma de camisetas, pósters y demás productos que para ellos solo se traduce en valor, valor económico. Y perjudicial para nosotros porque nos dejamos invadir por ese valor económico mientras el otro más importante, el valor sentimental, se pudre en las entrañas de nuestras cuatro cavidades. Todo ello hace que valoremos más al personaje que inventó un dispositivo capaz de "ponernos en contacto" con nuestro ídolo que al ídolo que construyó una casa donde el único techo existente era el cielo. Por desgracia, en esta partido de liga, el valor material ha ganado por goleada al valor emocional. No seré yo el encargado de ello porque mi escaso valor haría que nadie quisiera participar en el experimento, pero resultaría cuanto menos curioso ver qué elegiría la gente entre un abrazo y un papel con dos ceros, un cinco y una E tachada dos veces. Rápidamente, imagino como la multitud al completo haría cola en uno de ellos, ya que en momentos de crisis económica nunca bien mal un ingreso sentimental. Seguramente, habré cometido errores garrafales ortográficos y de expresión pero, del mismo modo, reconozco que no me resultan importantes porque sé que nadie la dará balor a esto.

"No valemos nada"

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SOBRE EL AUTOR

Este mundo de hoy va demasiado deprisa: quieren conocerme cuando no lo he hecho ni yo todavía.

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