YO Y CATALUÑA II

"Tres cartas, dos perspectivas, una realidad"



"Cataluña se escribe con Ñ de España"
Nadie puede hacer caso omiso de la Constitución que votamos todos nosotros en el 78. Las leyes no están para incumplirlas. Ni que nosotros lo hiciéramos. España ha sido, es y seguirá siendo un país del que nadie se quiere independizar. Es más, me atrevería a decir que en algunos casos hasta les gustaría que dependieran de nosotros. Pregúntele si no a Grecia. No le mienta a los ciudadanos catalanes y háblele más sobre el tema de la corrupción que ha hecho al partido que portaba la "bandera" de la independencia depositarla bajo una lista en la que el primero no será el presidente de la Generalitat. Alerte también de la posibilidad de perder la nacionalidad española y europea. O no. No sé la verdad, pero siempre queda bien decir eso para atraer a aquellos indecisos de última hora. Y tratando temas más serios que la nacionalidad, ¿a quién le gustaría no volver a ver más un Madrid - Barça? Pues sí, votantes independentistas su vida ya no tendría sentido de ahora en adelante. Los domingos serían monótonos porque el Barça - Espanyol se jugaría cada mes porque la liga contaría con poca más de diez equipos (incluyendo los filiales). Lo reconocen hasta los empresarios, quienes afirman que se marcharían al producirse la independencia. Realmente este aspecto nos podría beneficiar porque si tienen que transportar muchas cajas no pensarán en reinstalarse en un país muy lejano, por lo que así tendríamos una oportunidad para presumir de país con grandes empresas y sin haber incumplido ninguna ley. Aunque pensándolo bien, mejor que no porque nosotros ya estamos abastecidos con cajas, sobre todo con la B. En resumen, una Cataluña independizada sería un territorio de incertidumbre económica, donde predominaría el paro y la corrupción por encima de todo. Algo que si se quedan en España no encontrarán jamás.
Fdo: Un español de verdad

"Catalunya dará miedo cuando se independice, de lo bien que viviremos"
Será como la noche y el día. El 28 de septiembre, Catalunya será ya un país. Un país totalmente diferente a donde vivimos hoy en día, que también es Catalunya, pero no es lo mismo. Cuando Catalunya se independice, nadie tendrá que hablar de paro ni corrupción porque estos son, claramente, problemas propiciados por la mala gestión del Gobierno central. Nosotros solo traeremos buenas noticias para los catalanes. Bueno, como ya venimos haciendo claro. Sinceramente no me importaría que las empresas se marchasen, aunque sí les aconsejaría que lo hicieran con destino Andorra. Es un paraíso fiscal país con el que tenemos una muy buena relación. En cuanto al deporte se refiere, hasta un deportista de la talla de Gerard Piqué se posicionó a favor de la independencia. Ahora lo de que juegue con la selección española es un asunto secundario. Todos los catalanes nos sentimos lo que somos, catalanes. A lo mejor, un porcentaje de nosotros tiene apellidos andaluces, en su mayoría, o de otra comunidad autónoma pero para que eso no sea un obstáculo, en el DNI del país catalán no pediremos apellido alguno. Con esta política del miedo hacia el independentismo, han conseguido lavar el cerebro de B. Obama, J. Cameron y A. Merkel. ¿Qué será lo próximo? Que venga alguien a decirnos que Freddie Mercury compuso "Don't Stop Me Now" para que Catalunya no se independizara. No saben qué inventarse ya para pararnos. Pero, le pese a quien le pese, esto no tiene reparo. El pueblo catalán ya ha hablado y ha optado por un país en el que se respire aire catalán, en el que pises suelo catalán, en el que la suciedad que se te quede en el dedo cuando pulses el botón del semáforo sea también catalana. Todo será catalán. Sí todo, hasta la corrupción. Ya nadie se podrá quejar de que España les roba porque ahora solo lo haremos nosotros, los políticos catalanes de verdad.
Fdo: Un catalán Mas de verdad

"¿Alguien ha hablado de necesidades?"
No por ello quiero decir que el asunto independentista no sea una necesidad, pero sí que no es primaria. A los catalanes, como al resto de españoles, lo que les interesa es saber que mañana tendrán un plato de comida en la mesa. Sin importar que la bandera que ondee en el balcón de su ayuntamiento sea la independentista, la constitucional o la andaluza. Cualquiera con cierto sentido común puede pensar lo siguiente: "No voy a votar a la guapa de Ciudadanos solo porque sea guapa; no voy a votar al de Catalunya Sí que es Pot porque no conozco al candidato siquiera, ya que de Podemos solo conozco al Sr. Iglesias; no voy a votar al del PSOE solo porque baile Queen y sea uno de mis grupos favoritos; no voy a votar al candidato del PP que en las pasadas elecciones jugó con la ambigüedad afirmando que "limpiaría Badalona"; no voy a votar al de Unió porque no aparece ni en las encuestas y yo soy de dejarme llevar por las modas." Así es. Puede llegar a parecer un poco surrealista la anterior reflexión pero para aquel que haya seguido la campaña sabrá que el tema independentismo ha inundado los discursos, en los cuales las propuestas han brillado por su ausencia. De qué sirve que me ofrezcan la bandera española o la senyera catalana si la van a acabar utilizando para taparme los ojos y robarme lo que tenga en los bolsillos. Si la idea del referéndum, el plebiscito o como se digne a llamarle está bien porque se trata de preguntar al pueblo. Pero puestos a preguntar, háganlo sobre los coches oficiales, la transparencia política o las ayudas sociales. Tal vez, no les interesaría a ninguno político, español o catalán, conocer el resultado de esas cuestiones. Escríbanlo como quieran, con Ñ o con Y, que, por desgracia, los problemas seguirán siendo los mismos.
Fdo:                                       

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SOBRE EL AUTOR

Este mundo de hoy va demasiado deprisa: quieren conocerme cuando no lo he hecho ni yo todavía.

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