YO Y LA SUBJETIVIDAD

"La objetividad no existe, es fruto de tu imaginación"

Realmente no pretendo criminalizar a nadie con mis palabras por lo que no nombraré a la persona que me dijo esta frase. Bueno lo cierto es que no la mencionó literalmente, pero fue lo que un servidor sacó en clave. Se trataba de un individuo que decía entender sobre la materia de la "utópica" objetividad y la "verdadera" subjetividad. Comprimió el debate objetividad-subjetividad en un simple ejemplo que consistía en nuestra posición con respecto a una ventana y una puerta que se encontraban en la sala. Obviamente, mi posición frente a él hacía que tanto ventana como puerta se encontrara en un lado diferente para cada uno. Pues bien, en este simple hecho quedaba finiquitado, según él, la ilusión que tienen algunos por creer en la objetividad. Sin embargo, no fui capaz en aquel momento de saber cómo destruir aquel perfecto castillo de naipes metafórico que había construido. Pero, por suerte o por desgracia, no soy de esos que se da rápidamente por vencido, por lo que continúe pensando en la manera de hacer que su castillo se derribara gracias a mi soplido. Tal vez, recogiendo las cartas del suelo seguiría reconociendo que el castillo estaba perfecto, pero fue ahí cuando di con la clave. No importa si las cartas están perfectamente construidas en un castillo o derrumbadas por el suelo porque siguen siendo lo que son, cartas. Es decir, aplicándolo a su "perfecta" fórmula de que a mi izquierda estaba la puerta y a su izquierda la ventana, me di cuenta que tal vez, no las veamos desde la misma posición, pero al fin y al cabo estamos viendo lo mismo, una puerta y una ventana. Por ello, también llegué a la conclusión de que la subjetividad es aquello que queremos ver o el lugar desde el que lo deseemos ver pero la objetividad es verdaderamente lo que vemos, sin tener por qué situarnos a un lado o a otro.

"El poder del dinero"
Entre otra de las "perlas que soltó" fue la asumir que un periódico podía tener ideología. Si bien es cierto que existen y que en la actualidad, los periódicos más leídos son los que más dejan entrever su ideología. Pero no porque exista, quiere decir que sea lo correcto. También existen las armas y nos son beneficiosas para nadie, aunque algunos piensen lo contrario. Daba por hecho que el lector conocía la ideología de todos y cada uno de los periódicos y que él mismo era quien elegía cuál se asemejaba más a su propia ideología. Cuando, desde mi punto de vista, no es así, sino que son los periódicos los que, de manera indirecta, dejan sutiles titulares para manipular la mente del lector, ya que si este estuviese interesado en una ideología concreta se dirigiría a libros que la tratan o a la sede del partido más afín a dicha ideología. El susodicho en cuestión se escondía bajo el hecho de que los periódicos están financiados por personas y esas personas podían decidir qué publicar y qué no. Por lo que mi mente hábil y brillante (nótese la ironía) sacó, otra vez en clave, una afirmación: "Si tienes el dinero, tienes el poder." Prácticamente era lo que pretendía venir a decir pero con otras palabras para que no sonara tan aterrador. De esta manera, menospreciaba, por no decir que acababa de manera unánime, con la labor de la persona que se encarga de todo, del periodista. Aunque eso, el periodista, es otro dilema que seguro que tratará tarde o temprano. Lo que pretendía resumir en estos párrafos era que hay gente capaz de tener tapada la boca sin poder gritar ni decir lo que piensa, siempre y cuando, esa boca esté tapada con dinero que le pueda dejar seguir viviendo, o mejor dicho, malviviendo.
"Y esto, ¿es objetividad?"

"Mi verdad. Tú verdad. La verdad"
¿Por qué empeñarse en creer que no existe la verdad? No soy politólogo ni creo que lo llegue a ser algún día, pero mi atracción por la política me ha hecho ver cuál es el verdadero problema de ella. No es, ni mucho menos, la corrupción ni el PP, aunque a fin de cuentas vienen a significar lo mismo. Se trata de encontrar la solución en la verdad. Y no me refiero a que los nuevos partidos sean la verdad, ya que estos, al igual que siguen haciendo los antiguos, solo tratan de vender "su verdad". Y realmente todo esto no se acabará hasta que se reconozca la verdad. Es decir, si he sido un corrupto, soy lo suficientemente igual de valiente que fui para convertirme en corrupto y no trato de manipular la mente de todos intentándoles hacer creer que es solo una artimaña del rival para conseguir vencerle de una vez por todas. Al igual que cuando se malinterpreta, se interpreta o se apropian de un número, de un dato. Cuando los números no son de nadie, ni nadie los puede hacer suyo. Haciendo uso del cuento infantil que hace poco oí, el 0 es 0. Lo mires desde la izquierda o desde la derecha. Y como moraleja a esta cuento. Tal vez, algunos se intentan convencer que mirando de manera muy inclinada el cero, puedo llegar a pensar que a su izquierda se esconde un palito que lo haría convertirlo en 10. Cuando si es un 0, es un 0. El individuo del que hablo no, sino de lo que se esté hablando en ese momento. Bueno que cada uno lo interprete a su manera. Y sobre todo, que cada uno "subjetivice" este texto como desee, es decir, que si le apetece leerlo del revés, hágalo. Tal vez se entere de lo mismo que si lo hace del derecho, ya que si lo lee desde cualquier dispositivo que no sea un ordenador el texto se adaptará y por más que se gire el derecho seguirá siendo el derecho y nunca existirá un "del revés", lo cual quiere decir que las tecnologías de hoy en día nos están tratando mandar un mensaje que algunos no quieren recibir. Por más que le des vuelta al dispositivo, el texto es texto. Por más que mires la puerta desde la izquierda o desde la derecha, la puerta es puerta.

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SOBRE EL AUTOR

Este mundo de hoy va demasiado deprisa: quieren conocerme cuando no lo he hecho ni yo todavía.

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